Acabando el verano con 40º a la sombra nos encontramos sumidos en una serie de incertidumbres domésticas y globales que nos harán pensar en las próximas semanas. En casa, la estrella será el primero de octubre en Cataluña. ¿Habrá referéndum? ¿qué pasos dará el Gobierno Catalán si lo hay o si no lo hay? ¿Convocarán elecciones inmediatas? Está claro que esta incertidumbre se despejará en cuarenta días y, también, que el asunto seguirá marcando la política española durante bastante tiempo.
La palma en el plano internacional se la lleva las reiteradas amenazas entre Corea del Norte y EEUU que nos recuerdan mucho el Cuento del Lobo, esperando que el mamífero no llegue nunca y que se imponga la cordura necesaria para solucionar los problemas como ¿humanos inteligentes? También el trasfondo de la situación de Estado Islámico, que tras perder las plazas de Mosul, Trikit y Palmira, aún defiende con uñas y dientes Raqqa, se afianza en otros territorios de Siria, Irak y Afganistán y coloca su prioridad en la expansión en Indonesia y Filipinas mientras mantiene en jaque el África Sahariana y Subsahariana. La posibilidad de ataques en Europa no han desaparecido y todo parece apuntar a un repunte con cambios de estrategias y resultados en los próximos meses.
Del tema que poca gente habla es el Cambio Climático. El pasado mes de Julio ha sido el más caliente de la historia desde que registramos la temperatura en el Planeta. O de verdad nos ponemos a luchar contra el calentamiento global o en pocos años nos achicharramos a pesar de las espantadas de los Acuerdos de París de Donald Trump. Los países firmantes de dichos Acuerdos deben esforzarse por poner en marcha a la mayor brevedad posible las medidas necesarias para salvarnos y dar respuesta a los test internacionales de opinión pública que ya colocan el Cambio Climático como el primer problema mundial.
Los inmigrantes siguen cruzando el Estrecho desde Marruecos y el Mediterráneo desde Libia. Muchos de ellos perecen en el intento y los gobiernos se afanan por reprimir e impedir el movimiento de personas que huyen de las guerras, las miserias, hambrunas, efectos del Cambio Climático y falta de esperanza. Los datos de este año son alarmantes y los gobernantes europeos siguen sin encontrar las medidas humanitarias necesarias para abordar un problema que amenaza con ampliarse en los próximos meses y años.
En fin, que después del relajo personal propio del periodo estival toca retomar los análisis de situación y coyuntura sobre lo que va a marcar nuestros designios en los próximos meses y todo parece apuntar que nos acercamos a un Otoño un poco más caliente que el del año pasado. No pierdo la esperanza de que los responsables políticos hagan bien su trabajo y podamos vivir en Paz.
Artículo publicado originalmente en El Mundo Financiero por nuestro director Francisco Pineda Zamorano*.
* Experto en Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo.