La población indígena sufre un alto grado de discriminación económica, social, étnica y cultural que repercute directamente en el acceso y adquisición de tecnologías culturalmente adaptadas que garanticen procesos de mejora productiva, espacios de formación reglada así como canales comerciales asociativos donde el rol de las mujeres comience a ser visibilizado. Las mujeres, a pesar de ser las principales productoras de quinua son las que sufren mayor discriminación por razón de género, dificultando su participación en los espacios de poder y toma de decisiones, reflejándose en mayores índices de analfabetismo y deficiencias de salud.
Este proyecto, financiado por la Agencia Española para la Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID), y que cuenta como socio local al Fondo Ecuatoriano de Cooperación al Desarrollo (FECD) y la fundación ASCENDER, plantea mejoras en los procesos de producción y pos cosecha generando oportunidades económicas teniendo como base la aplicación de los principios de la soberanía y seguridad alimentaria a través de tecnologías innovadoras sencillas y culturalmente adaptadas que fomenten el consumo local de productos sanos, así como la recuperación y revalorización de la identidad a través del cultivo ancestral de quinua orgánica.
Como parte del proceso de empoderamiento local se han impartido formaciones en género y derechos de las mujeres, que han fortalecido su autoestima y han impulsado procesos organizativos y asociativos de las comunidades.
En el siguiente vídeo, mujeres indígenas de Chimborazo, Ecuador, nos cuentan en primera persona por qué han comenzado a reactivar el cultivo ancestral de quinua, uno de los alimentos más importantes para la alimentación de sus familias. Hablan de cómo han revalorizado los terrenos de sus padres, madres y abuelos al recuperar este cultivo, y de cómo esta actividad económica les da la oportunidad de no tener que migrar a la ciudad y poder conciliar con el cuidado de sus hijos e hijas.